El espejo y tú
¿Cuánto hace que te miras al espejo y no te gustas?
Un granito aquí, unos quilos de más o de menos, una arruguita allá,…
Cuando nos miramos, escuchamos voces en nuestra cabeza.
Sí guapetona sí, … si te fijas las oirás.
Y normalmente no te dicen nada bueno ni bonito.
Acostumbran a ser más bien críticas con tu cuerpo.
- Has engordado, que gorda estás, Gorda
- Vaya nariz, a ver si te operas ya, Narizotas
- Que poco estilo tienes, siempre vas igual, Sosa
- Vaya pelos, aprende a peinarte, eres un Desastre de mujer
Y otras perlas muy bonitas que estoy segura que te dices cada día.
Pero ¿por qué?
¿Acaso te pareces a Cuasimodo?
¡NO!
No te le pareces.
Estás escuchando esas palabras por qué nos lavaron la cabeza desde muy pequeñas, como si estuviéramos en una secta.
Estamos dormidas
Tenemos la mente llena de prejuicios adquiridos por el entorno que nos rodea, la educación recibida nos separa en clases, el sexo con el que nacemos marca como debemos comportarnos, lo que está bien y lo que está mal dirige nuestra vida, lo correcto y lo incorrecto pesa sobre nuestra espalda como una losa, somos la puta o la santa, no hay término medio.